lunes, 5 de noviembre de 2012

TRASTORNOS EN LA EDUCACIÓN INFANTIL

Los maestros deben estar informados y al tanto de cuáles son los trastornos que pueden presentar los niños en las aulas por diversos motivos:
  • Los niños pasan gran cantidad de horas en los colegios, y en muchas ocasiones ese tiempo representa la mayor proporción de horas de vigilia de los pequeños, en comparación con el tiempo que pasan con sus padres.
  • Muchos de los trastornos son más fácilmente apreciables al estar en contacto con otros niños coetáneos.
  • Por la formación de los maestros, pues éstos pueden discriminar con mayor facilidad si ocurre algún desfase o problema en el correcto desarrollo del niño.
Por todos estos motivos, el maestro es una figura clave para la prevención y detección precoz de cualquiera de los trastornos que pudieran presentarse en el alumnado de educación infantil y primaria (Aranda y Andrés, 2004).
El manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM IV-TR (APA, 2002) establece los siguientes tipos de trastorno de inicio en la infancia:
  • Retraso mental
  • Trastornos del aprendizaje (trastornos de lectura, expresión escrita y cálculo)
  • Trastorno de la habilidad motora
  • Trastornos de la comunicación
  • Trastornos generalizados del desarrollo (Autismo, Síndrome de Asperger, Trastorno de Rett y trastorno desintegrativo infantil)
  • Trastornos por déficit de atención (hiperactividad) y comportamiento perturbador (trastorno disocial)
  • Trastornos de la ingestión y de la conducta alimentaria de la infancia o de la niñez
  • Trastornos de tics
  • Trastornos de la eliminación (trastornos de enuresis y encopresis)
Los más comunes son los trastornos generalizados del desarrollo y los trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador, siendo más prevalentes en niños que en niñas (AEN, 2009; Alaéz, Martínez-Arias, y Rodríguez-Sutil, 2000).


En líneas generales y atendiendo a la edad de aparición de dichos trastornos, comentar que éstos son difícilmente diagnosticables antes de los 6 años, aunque pueden aparecer previamente signos de su existencia (APA, 2002, AEN, 2009; Alaéz, Martínez-Arias, y Rodríguez-Sutil, 2000). De este modo, es poco habitual que nos encontremos con niños diagnosticados en educación infantil de algún trastorno, entre otros motivos, porque en esta etapa el niño se encuentra en pleno desarrollo de sus capacidades, existiendo además gran variabilidad interindividual. Aunque la importancia de su intervención temprana y la prevención de consecuencias mayores en etapas escolares futuras, en muchos casos, está de la mano del buen quehacer de los maestros de educación infantil y primaria,  de la comunicación con familiares y de la coordinación con los diferentes profesionales (psicólogos, pediatras, logopedas, orientadores, etc.)

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